Es complicado clasificar problemas. Su dificultad puede depender tanto de las herramientas necesarias como de la complejidad de los argumentos. Tambien la matematicidad es difícil de medir: cuando una cuestión solo necesita de sentido común para ser resuelta, ¿es matemática? Por otra parte, una clasificación demasiado rigurosa puede dar demasiadas pistas, cuando de lo que se trata es de que el lector se estruje el cerebro lo más posible.
Tras darle muchas vueltas, he optado por una clasificación borgiana y nada taxonómica. En cualquier caso, estoy abierto a sugerencias.
Y, por favor: no hagas caso y atrévete con todo.