Esta práctica trata de engañar al ojo tres veces, y con
tales engaños comprobar el hecho de que lo que vemos no es necesariamente
lo que hay, sino una hipótesis elaborada por nuestro cerebro
aplicando a los datos que le proporcionan los sentidos las experiencias
almacenadas.
Primer engaño: construcción de un tribar
El tribar es una
figura imposible formada por tres barras de sección cuadrada
unidas tal como se ve en la ilustración de la derecha. Quizá
el lector se pregunte cómo vamos a construir algo que es
imposible. Pues muy sencillo: con un recortable.
Primero
se copia la figura de la izquierda en una cartulina o cualquier
otro soporte rígido (si se amplía se verá mejor)
y se dobla para que quede como en la perspectiva de la derecha.
Entonces cerramos un ojo y se coloca la pieza de modo que coincidan
los dos puntos señalados con las flechas.
Al
principio no parece que pase nada especial, pero si tenemos un poco
de paciencia veremos como nuestro cerebro se convence de que se
encuentra ante un verdadero tribar.
Naturalmente, se puede fotografiar.
Segundo engaño: un cubo flotante
Este segundo engaño es más fácil de preparar
y, sin embargo, más espectacular. Se dibuja el gráfico
de la derecha, se recorta y se pega para conseguir la "esquina"
de un cuadrado (la pestaña se deja por fuera). Una vez
hecho esto, se sitúa sobre la mano apoyando el vértice
de modo que quede hacia nosotros la parte cóncava (hueca).
Entonces
se cierra un ojo y se mira fijamente el vértice. A los pocos
segundos veremos el cubo convexo, es decir, como si el vértice
estuviese hacia afuera. En este momento hay que actuar con cuidado
porque es fácil perder la ilusión y lo mejor aún
no ha llegado. Si balanceamos la mano de derecha a izquierda o en
sentido longitudinal veremos que el cubo parece girar al revés
y flotar en el aire.
Tercer engaño: el tamaño de la imagen del espejo
Este engaño no es nuevo: de hecho, lo experimentamos cada vez que
nos miramos en un espejo y creemos estar viéndonos a tamaño natural. Porque eso es
lo que parece, ¿verdad?
Sin embargo, no es así: y para comprobarlo, basta realizar,
después de la ducha, la siguiente experiencia: con el espejo
cubierto de vapor, marcamos en él con un dedo el contorno de
nuestra cabeza. Tras la sorpresa de ver que ha sido reducida, podemos
tomar medidas para comprobar que la razón de tal disminución
es exactamente un medio.
¿Que por qué? Bueno, creo que este es una problema
interesante.
Apéndice
Relacionado con el segundo engaño tenemos un dragón que
nos sigue con la mirada . Para conseguirlo basta descargar el recortable
de la derecha y montarlo siguiendo las instrucciones (aconsejo leerlas
detenidamente, en especial los dos modos de doblado, "mountain
fold" y "valley fold" y, antes de empezar a recortar,
marcar los dobleces con unas tijeras). Ojo con la cara del dragón,
porque hay que doblarla al revés de lo que parece natural.
Una vez montado, miramos fijamente a la bestia con un ojo cerrado (esto
es importante). Pronto veremos que la cara se hace tridimensional. Entonces
nos movemos lentamente...
A disfrutar.
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