Oliver Sacks, El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, p. 259.

Escribre Luis Gómez:

Oliver Sacks, un escritor y neurólogo británico, experimentó en vida ciertos padecimientos que bien podrían equipararse a la de sus propios pacientes e investigaciones. Acá, en el análisis del caso de unos gemelos, autistas, analiza algunas pistas para atisbar la compleja estructura que los hace singulares por su capacidad inexplicable para manejar números, con una memoria prodigiosa, especialmente para calcular números primos. ¿Cómo es posible que una persona autista pueda decir de golpe cuántas cerillas hay esparcidas en el piso luego de verlas caer? ¿Por qué algunos autistas simplemente dicen “los vi” en lugar de decir “los conté”? ¿Son los números algo preexistente que tienen que ser descubierto por los humanos? ¿Ese lugar de donde vienen, y que paulatinamente rebela nuestra realidad, es único? ¿Son los números un patrimonio exclusivo de nuestro universo? ¿Por qué se imponen con terrible anarquía en esta salvaje confusión?